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De aceleradora en aceleradora: las startups que se mueven en una rueda de hámster

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Debo reconocer que, afortunadamente, en España cada vez existen más recursos (y cada vez más especializados) para apoyar a los emprendedores: incubadoras, aceleradoras, espacios de coworking, foros de inversión (de iniciativa pública y privada), incentivos, préstamos participativos, etc.

Poco a poco, hemos ido tejiendo una gran red de recursos que permiten acelerar startups y acercarlas al mercado (con cierto grado de éxito); sin embargo, hay muchas veces que me planteo si, con tanta explosión de recursos, estamos tejiendo “demasiados cestos” para recoger una cosecha que, realmente, no está aumentando.

Es verdad que son muchos los recursos disponibles pero ¿estamos favoreciendo la creación de startups que realmente funcionan? Quizás, la primera de las reflexiones a plantearse es qué significa eso de “funcionar” y, la verdad, es que en eso soy bastante simple: negocios que facturan y tienen clientes.

Es una definición simple pero, la verdad, creo que es la mejor manera de reflejar lo que significa que una empresa funcione (y a ser posible, que la facturación sea mayor que los gastos operativos); de hecho, no es la primera vez que hablo de este tema e hice una reflexión parecida cuando hablamos del objetivo de una startup y si facturar era más importante que levantar inversión.

Evolución de una startup - de aceleradora en aceleradora

El plan de trabajo de una aceleradora de startups debe ir encaminado hacia la validación del modelo de negocio de la startup; es decir, salir al mercado, probar el MVP, captar usuarios, escuchar lo que dicen, ajustar la máquina y empezar a crecer.

Evidentemente, buscar financiación es una actividad más a realizar pero, el fin último, es hacer funcionar la “máquina de hacer dinero” o, dicho de manera más educada, contrastar con los clientes que nuestro modelo de negocio es válido (y la oportunidad que detectamos es real).

Sin embargo, como cada vez es mayor el número de programas de incubación/aceleración que hay disponibles, pueden llegar a ocurrir situaciones que, realmente, no son nada beneficiosas para propiciar una ecosistema fuerte.

Si no alineamos los recursos y proporcionamos itinerarios lógicos a los emprendedores que les permitan encontrar apoyos en las fases de ideación, incubación de ideas y aceleración; al final, la “cantera” se irá agotando y todas las aceleradoras empezarán a “pescar” en el mismo caladero.

¿Y qué es lo que puede ocurrir? Que al final, el número de startups nuevas vaya decreciendo y nos encontremos en una doble e incómoda situación: Startups que acceden a programas de aceleración sin tener aún el grado de maduración necesario (y que pueden terminar el programa sin haber lanzado un MVP al mercado y, por tanto, sin validar su modelo de negocio) y que, además, pueden terminar postulándose a otro programa de aceleración para continuar con la misma dinámica.

Si tras un segundo programa de aceleración, la startup sale al mercado y valida su modelo de negocio, podemos validar la hipótesis que, quizás, accedió al primer programa de aceleración de manera prematura.

Sin embargo, si tras un segundo programa de aceleración, la startup sigue sin salir al mercado y se plantea postularse a otro programa, entonces nos encontramos con una startup que camina, sin parar, dentro de una rueda de hámster.

de aceleradora en aceleradora  - rueda de hamster

La rueda de hámster y la aceleradora: correr sin moverse del sitio

¿Qué significa esto de la “rueda de hámster”? Creo que la imagen es bastante gráfica, el roedor en su jaula corriendo en una rueda que no va a ninguna parte. A esto me refiero cuando hablo de las startups que viven eternamente en una “rueda de hámster” cuando están de aceleradora en aceleradora y nunca se plantean la necesidad de salir al mercado.

Soy consciente que hay startups que tienen ciclos de desarrollo de producto que son largos (sobre todo en el ámbito del hardware) pero el hito de validación no se puede posponer eternamente. De hecho, creo que es responsabilidad de las aceleradoras identificar estos casos y romper esta rueda; es importante asignar los recursos adecuadamente y en empresas “rueda de hámster” puede que estemos alimentando, de manera artificial un movimiento que, al final, no lleva a ninguna parte.

No romper con estas dinámicas termina perjudicando al ecosistema y eso, al final, nos termina haciendo débiles y cercenando las oportunidades de otras empresas en las que sí vale la pena invertir recursos y apoyos. Una aceleradora no debería aceptar startups que llevan 2-3 años saltando de programa en programa y siguen sin validar sus hipótesis o su modelo de negocio.

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Dilbert by Scott Adams

Al final, llega un momento en el que los socios de una startup deben analizar el devenir de la compañía y plantearse si, tras varios años trabajando en algo que aún no ha visto la luz, puede que haya llegado el momento de dedicarse a otra cosa.

En ese tiempo, puede que el mercado haya cambiado, las necesidades de los clientes sean otras o, directamente, haya competidores que han subido las barreras de entrada al mercado; por tanto, puede que hayamos perdido el tren y no nos hayamos dado cuenta porque no hemos parado de correr aunque sin movernos del sitio…

Si realmente queremos apoyar a las mejores startups y generar un ecosistema fuerte, debemos identificar a estos hámsters y hacerles ver la situación en la que se encuentran. Quizás tengan que pivotar o, directamente, dedicarse a otra cosa; sin embargo, si nos dedicamos a dejarles continuar en la rueda, poco apoyo real les estaremos brindando.

Efectivamente, este tipo de decisiones son duras pero es un ejercicio de responsabilidad que debemos hacer si, realmente, estamos comprometidos con un ecosistema que debe ser excelente.

Imagen inicial: Wikipedia

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